No sé cómo empezar ni cómo saldrá esta carta, por que no soy muy buena
escritora, pero le pondré ganas y corazón:
"El día ocho de
marzo de 1.996 fui por primera vez en mi vida a un psicólogo pues llevaba unos
meses o mejor dicho un par de años que no era la misma de siempre. Me
encontraba muy mal, perdida, sin ilusiones, sin ganas de salir, de vivir, de
luchar… Sólo hacía que llorar y llorar, cada vez me estaba hundiendo más y más.
Tenía oculto un problema desde hacía veinte años que me había estado
martirizando toda mi vida y ya no podía callarlo por más tiempo.
En mi casa trabajaba
para mi padre un hombre, el cual llevaba muchos años con nosotros, allí comía,
dormía,... Le tratábamos como uno más de la familia. Al mediodía, cuando todos
en casa dormían la siesta, yo me quedaba jugando con mis muñecas y él
aprovechaba para abusar de mí: Me tocaba, me hacía tocarle, me amenazaba para
que no lo contase. En fin, un infierno del que yo no sabía salir pues sólo
tenía cinco o seis años. Fue pasando el tiempo y yo crecí con este secreto,
jamás se lo conté a nadie y cada vez se fue haciendo mayor este peso y este
odio que sentía hacia él.
Hace un año y algo más, decidí contárselo a mi marido (que era entonces
mi novio) y a mi hermana para que me ayudasen. A raíz de ahí me puse en manos
de un psicólogo, ya que estaba depresiva y era incapaz de salir sola. Sólo
hacía que llorar, me miraba al espejo y me veía horrible, demacrada, con
ojeras, pálida, no me gustaba nada mi aspecto. Estuve a punto de perder a mi
novio pues creía que yo no servía para nada, que no le iba a poder hacer
"feliz", que sería mejor dejarle y que hiciera su vida sin mi. En
resumen, tenía un bajo y mal concepto de mí.
Cuando empecé a ir al psicólogo todo cambió. No fue fácil, pero lo
conseguí. Iba muerta de miedo, pues como dije al principio, era la primera vez
que le visitaba y no sabía de qué iba esto. Ahora estoy contenta de haber ido
porque he aprendido muchas cosas positivas que me han hecho salir de la
depresión en que estaba:
En primer lugar aprendí a relajarme con una serie de ejercicios que
hago siempre que los necesito: en la calle, cuando voy conduciendo, cuando me
encuentro con "este hombre", en casa,... No veas lo bien y relajada
que me encuentro luego.
También me enseñaron que se pueden tener varios tipos de pensamientos:
Aprendí a reconocerlos, analizarlos, diferenciarlos, a ver su intensidad y
sobretodo a no temerles, por que para eso me enseñaron a llevarlos a otros
extremos y así buscarle las respuestas realistas.
Cuando hacía todos estos ejercicios "puntuaba" el grado de
credibilidad entre el primer pensamientos y el segundo (la respuesta realista)
y así me daba cuenta de que a veces se puede estar equivocado en lo que
creemos, cuando los sometes a análisis y a la balanza. Todo es cuestión de la
mente.
Aprendí una cosa muy importante: a autovalorarme, autoestimarme y a
quererme un poco más, a pensar que puedo hacer y enfrentarme a las cosas como
cualquier otra persona.
Ahora cuando veo a este "hombre" por la calle ya no me
produce tanta ansiedad como antes, por que voy preparándome para la situación.
Me la voy imaginando, me voy relajando y llevo mis respuestas realistas
preparadas, por lo que llevo más seguridad y confianza en mí.
Ha pasado un año y algo más desde mi primera visita, y ahora me
encuentro bien, contenta, relajada, con ganas de vivir, con ilusiones por
salir, por tener hijos, por salir adelante... Me casé hace tres meses y ahora
por las tardes me gusta arreglarme y pintarme para cuando llegue mi marido. y
¿Sabes qué? A veces me miro al espejo y me digo ¡Qué guapa estás hoy! Ahora que
estoy en casa tengo que decir que es difícil salir de una depresión, pero no
imposible.
También quiero dar las gracias a mi hermana, por su apoyo y por estar
tan cerca de mí. A mi marido, por su perseverancia, su constancia y su amor. A
Don Pedro (mi psicólogo), por paciencia y su profesionalidad. Pero, sobre todo,
a mí, por mis ganas de luchar y de salir de esto que he tenido siempre.
¡Ojala! algún día esta carta la pueda leer alguien que esté pasando por
lo mismo que pasé yo y que mi humilde experiencia le sirva como ayuda para ver
que se puede salir adelante, que se diga a sí mismo una frase que leí en un
libro y que cada día me la digo yo, era algo parecido a esto:
!'No llores porque no puedes ver el sol,
las lágrimas no te dejarán ver las
estrellas"".