"Voy a contar mi propia historia,
aunque no me gusta escribir sobre mi misma, pero si con ello puedo ayudar en
algo a alguien, habrá merecido la pena el esfuerzo.
Decidí
acudir al psicólogo porque aunque ya antes me habían dicho que sería recomendable,
la verdad es que siempre piensas, o por lo menos yo pensaba que era fuerte y
que yo sola podía salir de esto, pero lo cierto es que cada vez estaba peor.
Todo
empezó porque me operaron de un oído y la operación fue un fracaso. Como
secuela me quedaron ruidos (acúfenos) en los dos oídos. Al principio, pensaba
que era algo transitorio, pero cuando fueron pasando los meses y veía que no
desaparecían con ningún tratamiento me desesperaba. No dormía bien por que no
me dejaban los ruidos y ello hacía que cada día estuviera peor. No me veía
capaz de asumir que esto ocurriría conmigo para siempre. Todo esto unido a
otras circunstancias personales muy poco favorables, hizo que cayera en una
depresión de la que no veía salida. Anteriormente había sufrido un aborto muy
complicado, por lo que busqué como salida, para olvidarme un poco, el trabajo.
El ambiente laboral tampoco es idóneo.
Un
día me vi tan mal que decidí acudir a que me ayudara.
Llegue
a la consulta en un estado lamentable, triste, con ganas de llorar a todas
horas, con graves crisis de ansiedad y con pensamientos lamentables que se me
pasaban por la cabeza. Esto último fue lo más decisivo para yo animarme a ir al
psicólogo.
Los
primeros días los pasaba mal porque solo tenía ganas de llorar y de
desahogarme. Lo llevaba peor. Yo creo
que estaba tan metida en mi misma, que aunque atendía y escuchaba todo lo que
me decía, era como si no llegara a lo más profundo. Tampoco ayuda mucho el que
yo sea una persona muy tímida e introvertida a la cual nunca le ha gustado
hablar ni escribir sobre mis propios sentimientos y me ha costado un gran
esfuerzo.
Pero conforme
fui estudiando y aplicando lo que me decía el psicólogo, comprendí muchas de
las cosas que me ocurrían y buscaba las soluciones o respuestas realistas a lo
que me sucedía.
También me
ayudó mucho aprender a relajarme, porque me daban crisis de ansiedad que ahora
procuro aliviar con la relajación.
También
aprendí a ser un poco más asertiva y a que no me influyera tanto la opinión de
los demás. Especialmente en el trabajo, estoy en proceso de aprendizaje. Las
personas tienen derecho a ser unas impresentables, pero esto no me puede
afectar a mí.
Poco a poco me
he ido liberando y he sacado de mí cosas que producen dolor aún hoy.
Aprendí que
tengo derecho a estar y sentirme mal con lo de mi oído, por que es algo
verdaderamente molesto, pero es algo con lo que procuro convivir y aceptarlo e
integrarlo en mi vida para que no me repercuta negativamente.
Me
encuentro mejor, no estoy bien del todo, pero me noto más tranquila.
Agradezco
enormemente la ayuda que me han prestado y he aprendido que es bueno acudir a
los profesionales cuando tenemos un problema y no sabemos solucionarlo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario